Optimista. Candidato de Perú Libre fue
el primero en pedir tranquilidad. Viajó a Tacabamba, en Cajamarca, a votar.
Desayunó en su casa con la familia, fue a rezar a la iglesia de la zona y
recibió el flash electoral en el local partidario de su distrito.
“Saludar al pueblo peruano por su
lealtad, por esta fiesta democrática, por el respaldo y también decirles que
hay que mantener la calma. Hay que ser prudentes, el pueblo es sabio, el pueblo
sabe lo que hace, el pueblo es inteligente”, expresó el candidato presidencial
Pedro Castillo al promediar las 8.13 p. m. en un ‘balconazo’ en el local de
Perú Libre, en el distrito de Tacabamba, en Cajamarca.
“Llamo a la más amplia cordura. Lo que
hemos escuchado no es nada oficial. Quisiera dirigirme al pueblo peruano que en
algunas ciudades acaba de tener alguna postura de manifestarse, salir a las
calles, yo les pido tranquilidad. Esperemos los datos oficiales de la ONPE y
saldremos a pronunciarnos a partir de ese momento. Calma, hermanos,
tranquilidad (...) Dejamos entonces en la voluntad del pueblo que el día de hoy
en esta fiesta democrática se mantenga la calma y la cordura”, añadió.
Una hora antes, el flash electoral de
América TV-Ipsos lo ubicaba debajo de su rival, Keiko Fujimori, aunque en
empate estadístico.
Este resultado cambió los ánimos.
Simpatizantes y ciudadanos de Tacabamba hablaban de un supuesto fraude. Fueron
pocas las voces que acotaron que aún faltaba tramo por recorrer en una
contienda ajustada.
La espera fue larga. Castillo había
llegado el último sábado a este distrito desde Chiclayo. Los tacabambinos lo
esperaron hasta altas horas de la noche. El candidato ni bien llegó, los saludó
y se dirigió a Chugur, donde está su vivienda y su familia.
Temprano, fue allí donde tuvo el
tradicional desayuno electoral. Estaba su esposa, Lilia Paredes, sus padres y
sus hijos. Después, fue a la iglesia del distrito cercano de Anguía y oraron
allí a la Virgen de los Dolores.
Hasta ese momento, su equipo había
informado que retornaría a Lima a esperar los resultados electorales. Su vuelo
saldría desde Chiclayo a las 4:30 p.m. Sin embargo, Castillo declaró que lo
estaba evaluando y que su familia le pedía que reciba el flash en Tacabamba.
Sus asesores dijeron después que el viaje sería a las 7:30 p.m. El panorama se
complicaba: de Chugur a Tacabamba es una hora de camino y de allí a Lambayeque,
seis horas.
Además, cuando llegó Castillo, se
reunió por largas horas en el local del partido. La población lo aguardaba en
la plaza de Armas de Tacabamba. Se habían preparado toda la semana. Las calles
estaban adornadas con banderas del lápiz, habían construido un estrado y
preparado ganado para sacrificarlos.
Los ronderos sintetizaban el sentir:
“Es la primera vez que alguien del sector C puede llegar. Gane o no, queda en
la historia”.
Castillo, al final, cuando fue a votar
al colegio Salomón Díaz dijo a la prensa que se quedaba, no iría a Lima.
Permaneció en el local de Perú Libre esperando los resultados, que, como
sabemos, todavía no lo favorecen.
Al cierre de esta nota, el candidato
seguía en la sede partidaria a la expectativa del conteo rápido de actas de la
ONPE. Sus seguidores y vecinos también.
Los ánimos, que en principio dieron un
giro a la frustración, se recuperaron a las 10 p.m. cuando el conteo rápido al
100% lo colocaba primero, aunque igual con mínima diferencia. La expectativa
volvió a ser grande. En Tacabamba así lo sienten.
Fuente: LaRepublica.Pe
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