Por Luis
Benavente Gianella
Director de Vox Populi Consultoría, experto en
comunicación política y opinión pública
De acuerdo con el Sistema Informático Nacional de
Defunciones (SINADEF), entre abril y mayo de 2018 el total de fallecidos en
Perú fue de 18 248; en los mismos meses de 2019 fue de 17 970.
Así, el promedio de fallecidos en abril y mayo de
2018 y 2019 fue 18127, pero en los mismos meses de 2020 las muertes suman 35
243; esto es, 17 116 más que la media de los dos años anteriores, casi el
doble!! (*)
En general, las cifras anuales y mensuales de
fallecidos que registra SINADEF son bastante estables, con excepción de este
fuerte pico en abril y mayo de 2020, que prácticamente duplica a los dos años
anteriores. Y esto tiene una explicación: el efecto COVID-19.
Una parte de esa diferencia podría explicase por el
fallecimiento de pacientes de otras enfermedades que no encontraron asistencia
porque el sistema de salud había priorizado a pacientes con COVID-19. A la vez,
y en sentido inverso, en el período de abril y mayo de 2020, debido al
confinamiento y toque de queda, hubo una fuerte reducción de muertes violentas
por crímenes y accidentes de tránsito.
Se podría concluir que el diferencial de 17 011
fallecimientos en abril y mayo de 2020 respecto a los mismos meses de los dos
años anteriores se debería a la pandemia del COVID-19. Sin embargo, para el
gobierno, al 31 de mayo hay solo 4 506 fallecidos por COVID-19 en el país. Una
diferencia demasiado grande.
Una explicación podría ser el subregistro, debido a
muertes de enfermos con COVID-19 que no llegaron a recibir atención en
hospitales, quedando fuera de la estadística. Otra explicación sería que a
muchos enfermos de COVID-19 que han fallecido se les ha atribuido otras causas
de muerte.
Esperamos que la cifra oficial de fallecidos por
COVID-19 en Perú, que aparentemente es demasiado baja frente a la realidad, no
sea producto de un manejo del gobierno para demostrar que la gestión de la
crisis ha dado resutados “favorables” y ha permitido lograr un índice de
letalidad menor al 3%, mientras en otros países de la región está en el rango
del 8 al 10%, y en muchos países europeos entre 12 y 16%. No es fácil aceptar
una letalidad muy baja en una población que mayoritariamentre tiene poca
educación, desnutrición o mala nutrición, poca higiene y acceso a servicios de
salud de mala calidad o no tiene acceso a ellos.
De otro lado, se sabe que el subregistro de muertes
por COVID-19 ocurre en todo el planeta y en este momento da lugar a fuertes
enfrentamientos políticos entre oficialistas y opositores.
Fuente: RPP.PE
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