La presidenta del Congreso, Maricarmen
Alva, se encuentra nuevamente en el centro de la atención al pasar del “me cambia
el tono” a la alcaldesa de Ocoña, en febrero de este año, al “trabajamos para
todos, blancos e indios”, en su alocución del sábado último en Piura.
El discurso de Alva ha sido criticado
duramente en redes sociales, pues lo han relacionado con temas sensibles en
nuestro país como el racismo y la discriminación.
Las declaraciones de la titular del
Legislativo han sido catalogadas como racistas, paternalistas y divisionistas,
debido a que su mensaje termina centrándose en remarcar que una clasificación entre
los peruanos se debe realizar a partir del color de la piel o apariencias
físicas.
“El tema es que cuando ella escoge las
palabras da a entender cuáles son los componentes de nuestra sociedad y para
eso lo primero que elige son estas dos palabras ‘blancos y indios’. Eso me
parece bien significativo, la elección de palabras no es casual. El lenguaje
revela las ideas que tienen las personas”, señala el antropólogo Juan Carlos
Callirgos.
Para los historiadores consultados, es
importante señalar que, a nivel histórico, el término ‘indio’ fue usado por los
españoles para nombrar a la población originaria que fue colonizada a la fuerza
y posteriormente rebajada legalmente a una posición de inferioridad.
“Una división entre blancos e indios es
una división que te remite a la sociedad colonial, aunque en ese entonces la
palabra no era estrictamente blancos, sino españoles”, sostiene el historiador
de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) Jesús Cosamalón.
Sin embargo, será recién con la
aparición del racismo científico, el cual sostenía que había una diferencia
natural en la genética de las personas, que se generaron olas brutales de
racismo, en el siglo XIX hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
En Perú, los indígenas fueron los más
afectados.
“Es ahí cuando la palabra [indio]
adquiere la connotación más dura y negativa, este término se utilizó a lo largo
del siglo XX y se mantiene hasta la actualidad. Tiene que ver más con el
insulto y la denigración, que con el lado positivo”, añade Cosamalón.
Para el historiador de la PUCP, en las
palabras de la presidenta del Congreso, Maricarmen Alva, se evidencia una
posición marcada de paternalismo, un tipo de discurso característico de los
terratenientes y los gamonales.
“Es el mismo discurso que tú puedes
encontrar en la literatura cuando un hacendado se refiere a sus trabajadores
como ‘mis indios’, con un posesivo, lo que supone una posición paternalista”,
declaró Juan Carlos Callirgos.
La también congresista de Acción Popular
usó sus redes sociales para denunciar que detrás de las críticas a su discurso
existe un sector del gobierno que busca tergiversar todo lo que dice para
generar crisis.
“Sacar de contexto las palabras que
brindé en Piura, durante la develación de la placa del Bicentenario del
Congreso, ratifica el modus operandi de quienes intentan generar un discurso
divisionista entre los peruanos, como lo hacen el oficialismo y sus aliados”,
escribió en su cuenta de Twitter.
Finalmente, el antropólogo Juan Carlos
Callirgos sostuvo que el racismo es un mal social que sigue presente en nuestra
sociedad y que se requiere de un esfuerzo como país, y en especial de las
autoridades, para desterrarla.
“Somos un país donde las brechas
sociales son muy amplias y donde se sigue identificando a la élite con la
blancura y a los sectores subalternos con lo afroperuano e indígena. Mientras
esas brechas no se cierren, todavía habrá sustento para que se siga diciendo
que ser blanco es superior”, declaró.
Fuente: LaRepublica.Pe
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