El Parlamento de España aprobó
definitivamente este jueves 18 de marzo una ley para regularizar la eutanasia y
el suicidio asistido, lo que convierte al país en uno de los pocos que permitirá
a un paciente incurable recibir ayuda para morir con dignidad y evitar su
sufrimiento.
Prioridad para el gobierno de
izquierda de Pedro Sánchez, la legislación recibió la luz verde en el Congreso
de los Diputados con 202 votos a favor, de la izquierda, centro y
regionalistas; 141 en contra, de la derecha y la extrema derecha, y dos
abstenciones.
Inmediatamente después, los aplausos
resonaron en la cámara baja por varios minutos.
Este jueves “es un día importante para
aquellas personas que se encuentran en una situación de grave padecimiento y
también lo es para sus familias”, se congratuló momentos antes la ministra de
Sanidad, la socialista Carolina Darias.
“Empujar a la eutanasia” a las
personas “más vulnerables (...) es un vergonzoso acto de abandono social que
encubre una negación a la mejor asistencia sociosanitaria”, replicó José
Ignacio Echániz, diputado del Partido Popular (PP, derecha).
La extrema derecha de Vox anunció que
recurrirá la ley ante el Tribunal Constitucional.
Cuando entre en vigor la ley, después
de una moratoria de tres meses, España será el sexto país europeo en permitir
la muerte asistida, tras Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Nueva Zelanda.
En América Latina, solo Colombia la
acepta, aunque no ha legislado al respecto.
La ley española autoriza la eutanasia
(el personal médico administra la sustancia mortal) y el suicidio asistido (la
persona se encarga de tomar la dosis prescrita).
Condiciones estrictas
La norma prevé que toda persona con
“enfermedad grave e incurable” o padecimiento “crónico e imposibilitante” pueda
solicitar ayuda para morir dignamente y así evitarse “un sufrimiento
intolerable”.
Se imponen estrictas condiciones, como
que la persona, de nacionalidad española o residente legal, sea “capaz y
consciente” al hacer la petición, que debe formular por escrito “sin presión
externa” y repetir el proceso quince días más tarde.
El médico siempre podrá rechazarla si
considera que no se cumplen los requisitos. Además, debe ser aprobada por otro
médico y por una Comisión de Evaluación.
Asimismo, cualquier profesional de la
salud puede alegar “objeción de conciencia” para negarse a participar en el
procedimiento, costeado por la sanidad pública.
Rechazo
La legislación es rechazada por la
Iglesia católica, y su aplicación genera interrogantes en algunos sectores
médicos.
La eutanasia “es siempre una forma de
homicidio, pues implica que un hombre da muerte a otro”, indicó en una campaña
la Conferencia Episcopal Española (CEE).
“Un médico no quiere que se le muera
nadie. Es el ADN del médico”, sostuvo Manuela García Romero, vicepresidenta de
la federación Organización Médica Colegial.
Con información de AFP
No hay comentarios:
Publicar un comentario