El solsticio de invierno, se registra el
día más corto y la noche más larga del año. Este día también será uno breve y
lánguido, porque el dios Sol se ha quedado sin fiesta. La escenificación del
Inti Raymi fue suspendida por la amenaza del coronavirus.
Cusco, la antigua capital del
Tahuantinsuyo, estará vacía: sin el Inca rodeado por su séquito imperial ni
seguido por las delegaciones de los 4 suyos desde el Koricancha, la Plaza Mayor
hasta la fortaleza de Sacsayhuaman.
La fiesta del imperio inca cumple hoy 76
años desde su reinstauración el 24 de junio de 1944. Solo habrá una recreación
virtual. Suspensión similar ocurrió en 1950 a causa del terremoto que dejó la
ciudad en ruinas.
El
retorno del Inti Raymi
La escenificación de la Fiesta del Sol
tardó 372 años en revivir. Cuando los españoles invadieron el Tahuantinsuyo
empezó un proceso sinuoso y cruel para desaparecer la figura del inca. Según
los cronistas, el último Inti Raymi con presencia del inca se realizó en 1535.
La fiesta continuó sin el soberano hasta 1572. Aquel año, el virrey Francisco
Álvarez de Toledo la prohibió por considerarla pagana.
La prohibición no erradicó la fiesta por
completo: se celebraba en forma clandestina. Tres siglos después, sin embargo,
hacia 1850, según el historiador cusqueño Donato Amado Gonzales, la imagen del
inca entró en decadencia. Estaba muriendo en el imaginario local.
El
camino del regreso
Así, cuando empezaba el siglo XX, un
grupo de intelectuales, los denominados indigenistas cusqueños, emprendieron la
tarea de “resucitar” la idea del inca como una suerte de Inkarri. “Desde
inicios de 1900 y hasta 1944, hay la necesidad de retrotraer la fiesta del Inti
Raymi. En este periodo, a través de los indigenistas, hay la necesidad de
repensar hacia la imagen del inca, actualizarla con una teatralización con
significado político... El objetivo de recordar y retrotraer la imagen y
autoridad del inca. Así se instituye el Inti Raymi”, expone el historiador
Amado Gonzales.
Fuente: LaRepublica.Pe
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